martes, 31 de diciembre de 2013

"Mociones y replanteamientos" por Karlos Bernabé

Cada 11 de septiembre, los grandes medios de comunicación proyectan con su omnímodo poder la sombre del atentado de las Torres Gemelas. Condenando a apenas una breve reseña el golpe de estado que un 11 de septiembre de 1973, derrocaba al gobierno democrático de Salvador Allende en Chile. Dando paso a Pinochet y su doctrina del terror neoliberal que, no es casualidad, ahora domina Europa. Lo interesante es que, no hace mucho tiempo, varios demócratas discutían sobre el susodicho golpe y posterior dictadura. Un analista vino a decir lo siguiente: no podemos sentarnos a llorar por el hecho de que las oligarquías y mercados den golpes de estado porque eso es lo que hacen. Nuestro deber es plantear las opciones que tenemos para confrontarlos. Dicho de otro modo, no tiene sentido criticar al cáncer por multiplicarse, porque eso es lo que hace. El trabajo del investigador es estudiarlo, comprenderlo y, eventualmente, destruirlo. 

Vayamos a nuestra amada Orihuela. La posible vuelta al poder de un grupo de garrulos que ha convertido la corrupción en deporte local, es una terrible noticia. Pero no tiene sentido llorar porque la extrema derecha oriolana quiera reocupar el ayuntamiento para seguir robando, pues eso es lo que hace. El debate no está ahí, sino en qué pudimos y podemos hacer para que esto no suceda. La culpabilidad podrá ser suya, pero la responsabilidad es nuestra (de los demócratas, se entiende). 

Lo primero es comprender que no se ha conseguido romper la hegemonía del PP. Al fin y al cabo aumentaron sus votos, lo que significa que las formas que tuvimos (IU incluida) de hacer pedagogía política, no fueron acertadas. Momento pues, para replantear las estrategias de comunicación. 

Por otro lado, merece la pena destacar que, durante los últimos años de gobierno del PP, quienes a la postre conformarían el tripartito, asumieron la táctica implícita de construir un bloque de oposición común. Bien, pero no basta con oponerse, hay que decir cómo y desde dónde. En los últimos años del franquismo Falange también se oponía al régimen y no por ello hubiera sido razonable potenciarla. Curiosamente, durante los prolegómenos de las elecciones de 2011, sólo Izquierda Unida alertó sobre el peligro del CLR, silenciado por PSOE y Verdes a la espera de una posible alianza. No es tampoco casualidad que fuéramos varios miembros del 15M y los movimientos anticapitalistas, los que no celebramos el resultado electoral al comprender rápidamente que, cualquier destronamiento del PP pasaba por una fuerte concesión de poder al Centro Liberal. Es triste, pero hoy me siento agradecido a Mancebo, al cual increpé personalmente cuando, al pavonearse ante el 15M, le espeté que no era motivo de alegría que se fuera Fenoll para que entrase Alcántara. Sin embargo, el problema del CLR no es sólo su origen, sino también su forma de concebir la política. Si el paraíso ultramundano es la mentira que se inventan los fanáticos religiosos para justificar sus atrocidades terrenales; el “centro político” es lo que se inventa la derecha para justificar el capitalismo salvaje. López-Bas elogió hace poco la Alemania de Merkel y su política de consensos (consensos austericidas, olvidó decir); Mancebo, por su parte, patalea cuando oye hablar de municipalizar servicios. Momento pues para que quien crea que en política local no importan las ideologías ni proyectos políticos sino “sólo las personas”, se lo replantee.

Queda, por último, el problema de PSOE y Verdes. En su última entrevista en El País, Antonia Moreno dijo una gran verdad parcial, que a veces equivale a una mentira total. Afirmó Moreno que hay en Orihuela quien “quiere gobernar sin presentarse a las elecciones”, algo con lo que estoy totalmente de acuerdo. El problema es que después, asevera: “…esta es la anomalía democrática en Orihuela: alguien a quien no han votado, decide”. ¿Dónde carajo ha estado Antonia en los últimos años?¿No ha leído ni un periódico o visto algún noticiero? La explosión del 15M y todos los movimientos democráticos, así como la profunda crisis de régimen en que vivimos, está explicada, entre otras cosas, por la constatación de que estamos gobernados por poderes económicos que someten a las instituciones democráticas. O dicho de otro modo, por la evidencia de que la democracia es incompatible con el capitalismo, pues los programas políticos bailan al son que dictan los mercados. ¿Para quién trabaja el gobierno español actual (y el anterior) sino para la Troika, la banca alemana y las grandes empresas?¿Quienes gobiernan la economía de España: PP y PSOE, o Santander, BBVA y Endesa junto al BCE o FMI?¿Cómo explicar las privatizaciones, beneficios fiscales y ayudas para la banca y grandes empresas (véase eléctricas) que PP y PSOE han defendido? Orihuela ha estado siempre gobernada por quienes no se presentaban a las urnas, pero ello no constituye una anomalía, sino todo lo contrario: un claro ejemplo de la situación en España y Europa. Orihuela no es una excepción, sino un máximo exponente. Y cuando el poder reside en los caciques y mercados, el único contrapoder efectivo es la ciudadanía. Presupuestos participativos, vías de implicación popular, consultas locales, herramientas todas que hubieran empoderado a las oriolanas frente a los caciques, algo que ni PSOE ni Verdes se atrevieron a hacer. Momento, pues, para que quien crea que lo local puede disociarse de lo global, se lo replantee. Momento también para que aquellos que siguen anquilosados en las viejas formas de hacer política, se replanteen el mundo en que vivimos.

Ojalá no prospere la moción. Pero con independencia de lo que suceda (o haya sucedido) el 3 de enero, los demócratas de Orihuela tenemos mucho que debatir y replantear. No son tiempos de buscar buenos tecnócratas con que gestionar los ayuntamientos, sino de crear buenos demócratas con que cambiarlos. Y en ese debate estamos todos invitados, no importa nuestro origen, pero si asumimos que ya no vale cualquier destino.




Karlos Bernabé 

Militante de IU Orihuela



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